divendres, 14 de desembre del 2012

LA RECETA DE LOS VIERNES: CALDO DE NAVIDAD DE CATALUNYA (ESCUDELLA I CARN D'OLLA)

 CALDO DE NAVIDAD DE CATALUNYA (ESCUDELLA I CARN D'OLLA)


Llegan las fiestas de Navidad, en mi país no celebramos la Nochebuena, celebramos el día de Navidad con una comida familiar, en la que no puede faltar la "escudella i carn d'olla" (caldo de Navidad). Esta es la receta tradicional. Para los no-catalanes que puedan saborearla y para los catalanes desnaturalizados (que haberlos haylos) que no saben prepararlo.

Bon profit



Ingredientes: (para 8 personas) 

2 huesos de buey
2 huesos de cerdo
media gallina
Medio pollo
Un hueso de jamón
Un trozo de costilla de buey
Un trozo de oreja
250 gramos de garbanzos cocidos
250 gramos de carne picada de ternera
250 gramos carne picada de cerdo
Una botifarra negra (morcilla negra)
Una botifarra blanca
3 patatas medianas
3 hojas de col
1 chirivía
2 hojas de apio
2 zanahorias
sal
huevos
pimienta negra
harina
1 paquete de galets 

Preparación:

Se toma una olla con agua y se pone al fuego y se ponen los huesos y el pollo y la gallina y la oreja y el hueso de jamón, cuando empieza a hervir con una cuchara se saca toda la espuma que hace el caldo.
Pondremos las verduras a la olla del caldo y lo haremos hervir de dos a tres horas.
Mientras, en un cuenco pondremos la carne picada de ternera, la del cerdo y los huevos, un poco de sal y un poco de pimienta negra y lo removeremos todo junto, haremos las pelotas y las pondremos en la olla.
Posteriormente, añadiremos los garbanzos cocidos y las botifarras, las pondremos dentro del caldo y lo haremos hervir 30 minutos más.
Colaremos el caldo y lo pondremos en una olla, cuando hierva pondremos los galets hasta que esten en su punto Corregiremos de sal.
En un bandeja aparte pondremos la cara de olla junto con los garbanzos las patatas y la col y las morcillas y las pelotas.

Vino:

Por Navidad, of course, cava catalán. El Mont Marçal EXTREMARIUM BRUT,  es una buena elección, excelente caldo y ademés la propietaria es una buena amiga, hay que fomentar la supervivencia de los amigos.

Denominación de Origen: Cava 
Tipología: Brut
Variedades de uva: 35% Xarel.lo, 25% Macabeo, 20% Parellada, 20% Chardonnay 
Producción: 100.000 botellas 
Grado alcohólico: 12.10° (%vol)
Acidez total (a.t.): 6 g/l 
Acidez volátil (a.a.): 0.14 g/l 
Anhídrido sulfuroso total: 71 mg/l 
Azúcares residuales: 7 g/l



NOTA DE CATA
Color: Amarillo pálido brillante con un buen desprendimiento de finas y continuadas burbujas y una perfecta formación de corona.
Nariz: Limpio y fresco, con notas torrefactas como el café, acompañadas con notas de vainilla y de frutas como el melocotón y el pomelo. Evoca recuerdos minerales y a flores blancas.
Boca: Fresco, afrutado, cremoso y ligero, con la madurez que le da el contacto con las levaduras, de burbuja fina y paso agradable, con recuerdos de almendras y avellanas crudas.

¿Y AHORA QUÉ?: LA NUEVA SITUACIÓN POLÍTICA EN CATALUNYA


¿Y AHORA QUÉ?: LA NUEVA SITUACIÓN POLÍTICA EN CATALUNYA


Después de transcurridas tres semanas de las elecciones al Parlament de Catalunya celebradas el 25 de noviembre, recordemos en primer lugar sus resultados:



Partido Escaños   %   

CiU 50 30,68   
ERC 21 13,68   
PSC 20 14,43   
PP 19 12,99   
IC-V 13 9,89   
C’s 9 7,58   
CUP 3 3,48  


La lectura de los mismos, en base a su posicionamiento relativo a la independencia de Catalunya no es simple. 

En principio, los partidos puramente independentistas ERC i CUP, sumarían 24 escaños, a los que habría que sumarles 37 (estimados) de CDC –puesto que UDC- la otra parte de la coalición de CiU, estarían por la solución federal, sumando también aquí unos 9 escaños estimados de IC, ya que los diputados de EUiA –que forman parte de la coalición IC-V, estarían también por la solución federal. Lo que totalizarían 70, un 51,85% de la cámara.

Por otro lado los partidos unionistas, partidarios del no a la independencia (PP + C’s) que totalizarían 28 escaños, un 20 % de la cámara.

Finalmente estaría la tercera vía, que propugna la construcción de una España federal mediante la reforma de la Constitución Española. Aquí habría que sumar el PSC (20 escaños), a UDC (13) y a los de EUiA (4), con un total de 37 escaños, el 27,4%.

Así pues, en base a estos criterios la distribución de escaños sería la siguiente:


  
          Escaños       %
  
Independentistas  70   51,58   
    Unionistas              28       20,7   
Unionistas- Federalistas 37   27,4  

                      
Podemos ver por consiguiente como actualmente, a la luz de los resultados, la cuestión de la independencia está dividida prácticamente al 50% en la sociedad catalana, lejos por tanto  de los 2/3 requeridos y homologables internacionalmente para poder proclamarla.

Otra cuestión es, sin embargo, la petición de la celebración de una consulta para preguntar a los catalanes cual es la relación que desean tener con España. En este sentido los resultados son bastante diversos: Por un lado tendríamos los partidos partidarios del ejercicio al derecho a la autodeterminación por cualquier vía –sea las establecidas por la legalidad española vigente- como, si esta no es posible, por la catalana o la internacional. En este bloque estarían CiU, ERC, IC-V y CUP. Por otro, estarían los no partidarios de realizar ningún tipo de consulta sobre el tema: PP y C’s, y finalmente estaría el PSC partidario de realizar la consulta pero solo dentro de la legalidad española, cosa que se manifiesta imposible, puesto que el PP ni el PSOE, únicos capaces de autorizarlo, ya han manifestado su negativa a su realización, con lo que en el fondo es una negativa camuflada a la consulta.

                          Escaños  %
   
A favor de la consulta         87 64,4    
En contra de la consulta 28 20,7    
Solo consulta autorizada 20 14,8
 

Como se puede ver en este caso los escaños partidarios de la convocatoria alcanzan los 2/3 suficientes para poder convocarla con la adecuada legitimidad y fuerza democrática.

Concluyendo pues, parece claro que las condiciones necesarias para realizar el referéndum por la independencia de Catalunya dentro del próximo mandato están dadas. 

Por otro lado, el acuerdo de gobernabilidad que está fraguándose en estos momentos entre CiU y ERC, donde unos de los ejes principales del mismo es la fijación de una fecha para el mismo y una hoja de ruta concreta para el establecimiento de las estructuras de estado básicas e imprescindibles para puesta en marcha de un estado propio, parece apuntar en esta misma dirección.

Es interesante analizar lo que según mi punto de vista podríamos definir como la profunda incomodidad de CiU en el tema de la consulta y, en general, el tema de la independencia. 

CiU jamás se ha manifestado como un partido independentista, vio la oportunidad de subirse al carro de la manifestación del 11 de septiembre, de claro signo independentista, aprovecho la inhábil negativa del PP al pacto fiscal y convocó las elecciones anticipadas con un doble motivo: El esconder su fracaso en los dos años de gobierno y el aprovechar los buenos resultados –que todo el mundo preveía que obtendría- para conseguir la mayoría absoluta para poder aprobar unos presupuestos claramente restrictivos para el 2013. Durante la campaña electoral jamás pronunciaron el nombre “independencia”, recurriendo al eufemismo “estat propi” (estado propio). No es de extrañar así que perdiese la friolera de 12 escaños que se fueron esencialmente a ERC, por la desconfianza de los electores a este “súbito” independentismo de CiU. ¡Puestos a votar independencia, votar a los genuinos!

También hemos podido ver sus reticencias post electorales a la fijación de una fecha para el referéndum y las manifestaciones de UDC y de su dirigente Duran Lleida contrarias a la independencia y favorables al federalismo con España.

CDC y Mas no obstante son prisioneros de la propia dinámica que han iniciado, este es un camino del que no pueden salirse si no quieren ser abandonados por sus bases. Lo que intentaran, sin duda, es ralentizar al máximo el proceso e incluso –si pudiesen- desvirtuarlo. De aquí el rol determinante que tendrá ERC en estos próximos años.

Por otro lado el PSC, que había jugado un rol determinante en Catalunya los últimos 35 años, no ha sabido “leer” a mi entender la situación política actual, ha mantenido una posición errática en temas de máxima importancia, como su abstención –presionados por el PSOE- en la reivindicación del pacto fiscal y sacándose de la manga la propuesta federalista, sin el imprescindible aval y consentimiento del PSOE. Esta indefinición provocó que obtuviesen los peores resultados de su historia, 8 escaños menos que hace dos años. Para acabarlo de rematar, el caso Mercurio, pone en jaque a dos de sus máximos dirigentes. 

Sin embargo, si perseveran en su propuesta y logran que el PSOE asuma sus postulados, podrían tener alguna posibilidad en la medida que podría recoger el sentimiento de muchos catalanes que estarían por una España plural y federal con el reconocimiento debido a todos los niveles de la realidad catalana. 


En resumen una situación política convulsa e imprecedible pero a  la vez sumamente estimulante e ilusionante.

Francesc Osan

divendres, 23 de novembre del 2012

LA RECETA DE LOS VIERNES: ENSALADA TROPICAL CON PASTA

ENSALADA TROPICAL CON PASTA


Estamos de elecciones en Catalunya, a más de uno le cogerá una indigestión o se le atragantará la comida, para ello una ensaladita diferente, rica, fácil y que pase bien. 
Buen provecho
Ingredientes

1 manzana
1 lata pequeña de piña en su jugo
2 latitas de atún escurrido
Gambas cocidas
200 gr de guisantes congelados
1 lata pequeña de maíz dulce
Mayonesa

Preparación

Lo primero es cocer la pasta en abundante agua con sal. Escurrimos.
Mezclamos los ingredientes, la manzana pelada y cortada pequeñita, la piña cortada (guardamos el zumito) gambas peladas, el atún, el maíz, los guisantes y la pasta.
Mezclamos la mayonesa con el zumo de piña que reservamos. Mezclamos la ensaladilla con la mayonesa.
Damos forma en un plato y cubrimos con más mayonesa. Se puede adornar con lo que se tenga a mano -unos guisantes y maíz, unas gambitas, aceitunas, unos pimientos morrones, espárragos, etc

Ya está, fácil no?


Vino

Para este plato os recomendaría un rioja interesante, un Artuke Pies Negros 2010

Tipo: Vino tinto crianza
Uvas: Tempranillo
Valoración: Elaborado con uva de viñedos plantados en los municipios de Ábalos y San Vicente, en las estribaciones de la Sierra de Cantabria y de las parcelas de mayor altitud, Artuke Crianza se nos presenta con un persistente color rubí, buenos aromas de fruta madura y con un toque de madera sutil y armonioso. Es un vino fresco, frutoso, complejo, con una entrada sedosa y equilibrada, que nos ofrece sensaciones balsámicas y minerales, tanto en nariz como en boca, un buen vino de crianza de esta preciada Rioja que sigue sorprendiéndonos día a día.

Envejecimiento: Envejecido durante 12 meses en barricas de roble francés y americano.

Graduación: 13,5%


divendres, 9 de novembre del 2012

LA RECETA DE LOS VIERNES: Patatas fritas a la mallorquina de "sa pradina"


Patatas fritas a la mallorquina de "sa pradina"

No hace mucho mi amiga Aina de Mallorca me paso está receta de patatas fritas, muy simple y novedosa. Muy buena como acompañamiento y para hacer algo "diferente". La probé y, realmente exquisita!!! Os animo a catarla.

Ingredientes (para 4 personas):

Patatas
5 dientes de ajo
1 pimiento rojo
sal 
aceite

Elaboración:

Se cortan las patatas a medallones cuando las tienes todas cortadas las pasas por agua y  las dejas en un escurridor.
Se pone bastante sal y las mueves bien para que la sal se mezcle bien
Se corta un pimiento rojo a trocitos y añades los dientes de ajo 
Se echas todo a la sarten con el aceite mas flojo que fuerte.Solo las tienes que girar cuando estan casi hechas por un lado porque sino se rompen.
Les das la vuelta y cuando veas que casi estan les subes el fuego fuerte y cuando el pimiento empieza a ponerse moreno las sacas y las dejas escurrir el aceite.

Y ya está! ¿simple verdad?

Bebida:

Es dificil recomendar una bebida con las patatas, puesto que normalmente acompañaran a un plazo principal, por lo que aprovecho la ocasión para recomendaros una cerveza artesanal. En este caso probaremos una SCHLENKERLA RAUCHBIER MÄRZEN, Se trata de una cerveza ahumada, oscura y de baja fermentación. Tiene un intenso sabor a ahumado debido a que las maltas son sometidas a este proceso utilizando brasas de haya. Debido a este fuerte sabor, recomendamos tomarla con guisos fuertes y quesos fuertes

dimecres, 7 de novembre del 2012

Dos preguntas para el 25-N (Elecciones al Parlamento de Catalunya)


Dos preguntas para el 25-N

Hoy se publica el El País un interesante artículo firmado por Josep Mª Vallés, catedrático de ciencia política de la UAB y ex- conseller de Justicia de la Generalitat de Catalunya por PSC-CpC. A mi entender pone encima de la mesa dos ejes que, a mi entender, deberían combianarse en las próximas elecciones al Parlament de Catalunya.

Es cierto que estas elecciones tienen una trascendencia especial. De hecho, prácticamente no se discute el programa electoral. La campanya y los mensajes políticos están centrados en la posición que cada partido mantiene alrededor de la independencia o no de Catalunya.

Por ello, me parece relevante este escrito. El tema independencia es transcendental. Pero no lo es todo. Es importante ir definiendo que modelo de país queremos y necesitamos. La derecha, por muy soberanista que sea, seguirá defendiendo sus intereses, que, normalmente, son los que prevalecen por encima de los otros. No olvidemos que CiU ya le ha venido muy bien el adelanto electoral para esconder 2 años de mala gestión, recortes y corrupción.

Por ello, las dos preguntas que nos formula Josep Mª Vallés, serían, a mi entender, las que deberíamos plantearnos antes de depositar una u otra papeleta en las urnas


Dos difíciles preguntas desafían a electores y partidos ante las elecciones catalanas del 25-N. La primera deriva de la gran crisis socioeconómica y, a la vez, de las traumáticas políticas gubernamentales que pretenden contrarrestarla con grave daño para los derechos sociales de los más débiles y en último término para la economía productiva del país. La segunda pregunta arranca del grave enfrentamiento entre dos proyectos políticos contrapuestos: la defensa del statu quo constitucional asumida en España por una potente mayoría política y la reclamación de un cambio profundo de este statu quo, reivindicado -con todas sus variantes- por una amplia y creciente mayoría en Cataluña.

Son dos interrogantes de enorme envergadura que nadie puede eludir a estas alturas. Están abiertos ya desde hace demasiados años: desde que estalla la crisis de un modelo económico insostenible manejado por el capitalismo financiero y desde que fueron solemnemente rechazadas las insistentes demandas catalanas de actualizar el pacto constitucional de 1978. La coincidencia temporal de ambos desafíos no es excusa ahora para ocultar una cuestión y concentrarse solamente en la otra. Las futuras elecciones no serán únicamente un plebiscito virtual sobre una propuesta “soberanista” para salir del callejón sin salida constitucional. Pero dichas elecciones tampoco podrán reducirse solo a un pronunciamiento sobre la política de recortes y el injusto modelo de desigualdad y de pobreza que dichas políticas está consolidando para muchos años.

La cita electoral plantea, pues, una doble alternativa. ¿A favor o en contra de políticas gubernamentales que llevan a la demolición más o menos camuflada de todo un sistema de derechos sociales y económicos? ¿A favor o en contra de que los catalanes puedan optar democráticamente entre la congelación de su actual forma de gobierno y una reforma radical de la misma? Estas son las dos preguntas que piden ahora respuesta electoral.

Corresponde, por tanto, a los partidos que solicitan el voto clarificar sus posiciones. En ambas cuestiones. Es probable que haya fuerzas políticas que no revelen sus respuestas en una de ellas o en ninguna de las dos. Porque no saben qué decir, porque no quieren decirlo o porque no quieren decirlo abiertamente. En este caso, los electores no deberían otorgarles su confianza. Otras formaciones pueden inclinarse por dar respuesta categórica a una de las preguntas, pero dejando la otra en la penumbra o en la ambigüedad: tampoco puede confiarse en ellas porque el momento no permite que quienes se postulan como futuros dirigentes del país intenten enmascarar sus intenciones sobre ninguna de las dos graves cuestiones que tiene pendientes.

Finalmente, pueden darse candidaturas que expresen de forma razonablemente precisa cuál es su posición en ambos temas: son las que deberían contar con la adhesión de los ciudadanos. Serán posiciones diversas y contrapuestas, pero reflejarán con mayor precisión el pluralismo de la sociedad catalana. El elector deberá estar particularmente atento para detectar qué partidos intentan escamotear una definición de su proyecto en la doble dimensión del escenario político actual. Y para ello se hará necesario superar la desgana que provoca el pobre espectáculo de las campañas.


Pero la ocasión exige dominar dicha desgana. La coyuntura reclama responsabilidad a todos. También a los ciudadanos. Después de las elecciones del 25-N, la tarea a gestionar será de una magnitud y de una dificultad sin comparación con la de los últimos treinta años, tal vez superior incluso a la de la primera legislatura del parlamento catalán. Cataluña se enfrentará probablemente a un itinerario político y socioeconómico de alcance histórico que repercutirá sin duda en toda España. En el curso de dicho itinerario se evitará o se consumará la liquidación de importantes avances sociales, gravemente erosionados ahora por los planteamientos neoliberales dominantes. Y de manera simultánea se abrirá una complicadísima negociación para definir un nuevo proyecto de Cataluña como sujeto político que satisfaga a la mayoría de sus ciudadanos. Confiar ambas responsabilidades a fuerzas políticas que no hayan revelado con claridad suficiente sus respectivas hojas de ruta sería votar a ciegas y comportaría una dimisión colectiva de consecuencias destructivas para el futuro de Cataluña y para los derechos de sus ciudadanos.

 Josep M. Vallès es catedrático emérito de Ciencia Política (UAB)

dilluns, 29 d’octubre del 2012

No se puede tratar a un país como Cataluña como una colonia cuyo futuro dependa exclusivamente del Estado español.*Entrevista a Jordi Borja


No se puede tratar a un país como Cataluña como una colonia 
cuyo futuro dependa exclusivamente del Estado español.


Delante de la especial situación que vive actualmente Catalunya y sus conflicivas relaciones con España hay una pregunta esencial: ¿La gigantesca manifestación de la Diada ha supuesto una movilización sin precedentes por el soberanismo, además de mostrar la existencia de un descontento generalizado en la sociedad catalana que tuvo como antecedente las protestas por la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. La independencia de Catalunya parecía la utopía de sectores minoritarios del catalanismo nacionalista, ¿puede que a partir de ahora independencia se convierta en un objetivo factible?

Esta pregunta es la que inicia la entrevista con Jordi Borja, publicada en Nueva Tribuna y realizada por Orencio Osuna. Me ha parecido de sumo interés reproducirla en mi blog.


Pregunta: La gigantesca manifestación de la Diada ha supuesto una movilización sin precedentes por el soberanismo, además de mostrar la existencia de un descontento generalizado en la sociedad catalana que tuvo como antecedente las protestas por la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. La independencia de Catalunya parecía la utopía de sectores minoritarios del catalanismo nacionalista, ¿puede que a partir de ahora independencia se convierta en un objetivo factible?

Respuesta: En los momentos históricos, cuando se pueden producir cambios trascendentales, los procesos se aceleran y lo que parecía fuera de lugar o imposible acontece como real y, para muchos, necesario. Son momentos donde los elementos emocionales cuentan mucho, las fuerzas movilizadas se multiplican y no se puede reflexionar como antes, incluso como tres meses antes. Hace falta una cierta empatía para entender el que sucede, para evaluar lo que es posible, para reconsiderar que aquello que era casi una utopía ahora nos parece realizable, lo que antes era una loca aventura ahora es realista, incluso indispensable. Pero yo no vivo estos momentos históricos como actor o participante. No puedo evitar que mi mirada sea interesada pero también fría. Mi posición es inevitablemente analítica y el optimismo de la voluntad sin participar en la acción difícilmente se puede imponer al análisis que ya sabemos que tiende a ser pesimista. Pretendo no serlo pero tampoco puedo participar de lejos en un entusiasmo por procuración. Pero si que constato que la cuestión de la independencia, nos guste o no, ha pasado de ser un sentimiento vago de una parte de la ciudadanía catalana a un formar parte inevitablemente de la agenda política de Catalunya y de España. Y negar la posibilidad de una consulta, un derecho básico en democracia (Cameron dixit), es un error político enorme, radicaliza el independentismo. Aceptarla probablemente crearía un ambiente más propicio a un nuevo pacto de encaje de Catalunya en España.

Pregunta:  La irrupción de un potente movimiento independentista está cargado de fundadas apelaciones a los sentimientos agraviados del pueblo catalán, a la desafección y agotamiento del modelo autonómico, al hartazgo ante la catalanofobia que se azuza desde ciertos sectores del resto de España. Pero, ¿cómo la izquierda catalana puede asumir el liderazgo de Artur Mas y de CiU que representan el ultraliberalismo que está demoliendo el llamado estado de bienestar en Catalunya?

Respuesta: La movilización social y política va mes allá del catalanismo tradicional, puesto que incluye una parte de la población originaría de otros territorios del Estado español y una gran presencia de gente joven. 
Seguramente muchos de los “indignados” y otros muchos que no participaron en el 15 M y muchos hijos o nietos de inmigrantes del resto de España estaban en la Manifestación del 11 de septiembre. El independentismo va también mes allá del “nacionalismo”, incluye sectores sociales y políticos de izquierdas, tanto de clases medias como populares, que priorizan tanto o más las políticas socioeconómicas y culturales y de derechos personales (como el laicismo por ejemplo) que el hecho de la independencia. 
Parecen, aparentemente al menos, más viables mayorías y políticas de izquierdas en una Cataluña independiente que al Estado español. Artur Mas y CiU han tenido la capacidad de liderar este movimiento por dos razones. Primero porque una gran parte de su base  es sentimentalmente nacionalista y más o menos independentista, sentimientos radicalizados por factores relativamente recientes. Es inevitable citar las tribulaciones del Estatut aprobado en Catalunya y “cepillado” innecesariamente y con prepotencia por las Cortes y luego hecho trizas por un irresponsable Tribunal Constitucional. Y la cuestión financiera que es resentida como una discriminación que la crisis económica actual hace más aguda. Creo que la mayoría de la población catalana entiende que deben promoverse políticas territoriales de reequilibrio, pero por una parte ello ha dado lugar a que el gasto público por habitante sea menor que en otras regiones españolas. Por otra parte que las inversiones del Estado son muy superiores en otras zonas, caso de  Madrid, mientras que en Catalunya ni tan solo las inversiones programadas se ejecutan, algunas llevan 10 años de retraso.
Pero el liderazgo de Mas ahora parece muy fuerte, agrupa a la derecha social y económica, con reticencias pero sigue (veáse La Vanguardia) y es aceptado por las clases medias que solo parte, importante, votan a CiU. La izquierda a la izquierda del PSOE-PSC se ha integrado y gran parte de los sectores populares y sindicales participan o siguen en mayor o menor grado el movimiento independentista y plantean en su seno nuevas políticas sociales. Los socialistas  y una parte de los sectores profesionales progresistas se han quedado en tierra de nadie, con un discurso “federalista” que pocos se toman en serio. Sin casi nadie detrás que lo apoye y sin nadie delante que lo escuche.Pero el liderazgo de CiU puede ser en un futuro próximo el talón de Aquiles del movimiento independentista, el cual corre el riesgo de romperse y perder fuerza tras las elecciones. A menos que la incompetencia del gobierno español lo radicalice. Mas no puede hacer marcha atrás en el tema de la consulta y como el general della Rovere, el personaje que interpretó Vittorio de Sica,  es posible que  se haya creído  el personaje bolivariano que le ha permitido adquirir este liderazgo, el de un nuevo Macià, el que invadió Cataluña desde Prats de Molló y en 1931 proclamó la República. Pero Mas representa a la derecha política catalana,  algo  más tratable que la española (no olvidemos que CiU viene del antifranquismo) pero que comparte vínculos e intereses con los mismos sectores sociales. El independentismo ha servido a Mas,para dejar en segundo plano su complicidad activa con las políticas españolas y europeas claramente antipopulares. Sin prejuiciar que éstas fueran sus intenciones es evidente que le ha ido muy bien dejar fuera del primer plano político sus responsabilidades, compartidas con el PP y los socialistas, en la crisis y en las respuestas a la  misma. La independencia hipotética presente y la crisis real ausente del escenario preelectoral. Pero después de las elecciones buscará un pacto con el gobierno español. Si éste tiene la habilidad de negociar la consulta y algo más, una exigencia que va mucho más allá del independentismo, Mas pactará aunque una parte del movimiento actual se sienta quizás traicionado. Pero si la posición del gobierno es la que expresan ministros o dirigentes tan frívolos como Wert o tan reaccionarios como Gallardón o tan primarios como Cospedal o tan extravagantes como Vidal Cuadras, entonces es muy difícil que haga marcha atrás.  No se puede tratar a un país como Catalunya como una colonia cuyo futuro dependa exclusivamente del Estado español. En esta caso puede pasar cualquier cosa.

Pregunta: Tanto la derecha política de CiU como el tejido empresarial catalán han sido uña y carne con sus homólogos del resto de España y de la UE ¿es posible que esa misma derecha vaya a cambiar esas alianzas por la incertidumbre de un proceso de secesión que chocaría contra esos intereses?

Respuesta: Las presiones internacionales, en especial europeas, y de los sectores del empresariado, en especial los grandes, influirán en moderar el independentismo de parte de los sectores medios y también influyen y mucho en los gobernantes catalanes y a los medios de comunicación. Todo eso se notará mucho más después de las elecciones. Además ya han empezado las campañas terroristas-mediáticas sobre los males que nos caerán encima si se pretendiera declarar la independencia. La votación del Congreso de diputados en contra de una posible consulta a la ciudadanía decidida por la Generalitat es un indicador de las posiciones radicalmente contrarias al reconocimiento del pueblo catalán cómo sujeto político por parte del PP y del PSOE. Por cierto, coincide con el momento histórico en que la consulta está a la orden del día en Quebec y en Escocia y se negocia con el Gobierno central que acepta que se plantee explícitamente la independencia. Esta votación ha acentuado el descrédito del PP y del PSOE ante gran parte de los catalanes y ha dado más legitimidad al independentismo. Desde un punto de vista “españolista” ha sido un error tremendo. ¿Cómo se puede negar una consulta indicativa? ¿Tan idiotas son que no saben que el voto, sean elecciones o referéndums, es siempre mucho más conservador y miedoso que las manifestaciones en la calle y los movimientos sociales? 

Pregunta:  ¿La derecha catalana y las clases sociales dominantes pueden ser realmente independentistas o es que CiU ha dejado de representar a esos sectores?

Respuesta: Creo que a priori no son independentistas en sentido estricto. Mas habla de interdependencia, que podría entenderse como confederalismo o federalismo fuerte. La base social de la derecha, el sector empresarial incluido, puede interesarle el pacto fiscal y un trato más respetuoso y abierto en relación al más autogobierno. Una parte importante de los sectores que apoyan a CiU son probablemente ambivalentes o incluso contrarios a la independencia, especialmente si plantearla representa un conflicto muy duro con el Estado español. Pero la intransigencia y la prepotencia de los gobernantes españoles puede incluso radicalizar a estos sectores.
El movimiento independentista puede desbordar a CiU y a Artur Mas. Pero la marea independentista puede empujarles a ir adelante para mantener su liderazgo. CiU, como todo partido político con vocación de poder y relativa autonomía, tiene muy en cuenta los movimientos de opinión y es probable que no quiera repetir la historia de la Liga el 1931 que se posicionó en favor de mantener la Monarquía cuando la gran mayoría del país imponía la República. Aunque una parte de sus bases fueran muy reticentes o contrarias a la independencia si la miopía del gobierno español no ofrecía salidas políticas (la consulta por descontado, un nuevo y específico encaje político de Catalunya en España) la situación se radicalizaría y el movimiento independentista incluso podría ampliarse. CiU puede pensar que es mucho más viable una Cataluña independiente dirigida por un gobierno conservador y sus bases más reticentes podrían entenderlo. En un 
escenario de  independencia o a un grado muy elevado de autogobierno la izquierda catalana, incluso la federalista o no independentista y especialmente la izquierda social podría considerar que la situación le resultaba más favorable pues la confrontación derecha/izquierda sería mucho más visible que hoy, sin la túnica que ahora tapa en gran parte este conflicto. Es un escenario que ahora parece poco probable, pero si tenemos en cuenta las experiencias otros países no sería nada del otro mundo llegar a una situación de casi independencia. Mira los casos de los flamencos, de los escoceses o del Quebec.
Puede ser que la caverna española, y también el conjunto de la derecha y el PSOE acentúen el discurso amenazante. Los unos exigiendo que se envíe el ejército en Cataluña para impedir cualquier consulta. Los otros, desde las instituciones, haciendo declaraciones solemnes que el poder político es exclusivo de los 
poderes centrales y en último término del “pueblo español”. No solamente no se reconoce “el derecho a decidir”, es decir, la autodeterminación que todos los partidos políticos catalanes democráticos tenían en su programa de lucha contra la dictadura, también se pretende prohibir que se exprese una voluntad colectiva indicativa del pueblo catalán. Estos razonamientos son provocaciones que radicalizan el independentismo.
¿Es contrario al espíritu democrático de la Constitución (que por otra parte se reconoce por numerosos sectores que hay que reformar urgentemente) que un gobierno elegido haga una consulta no vinculante a los ciudadanos? No  nos engañamos: las amenazas represivas desde el Estado pueden tener efectos disuasorios en una parte importante de la ciudadanía. Pero también el efecto contrario.

Pregunta: Lo que si parece evidente es que Mas está escenificando un relato político nuevo para Catalunya en la medida en que ha hecho girar el debate hacia el soberanismo y la independencia, 
marginando el debate sobre los recortes. Mas, e incluso otras voces pertenecientes a la tradición progresista catalana, fingen pensar que la secesión será un camino de rosas al que sólo se oponen fuerzas antidemócratas en España o, en Catalunya, los “blotiflers” y lerruxistas. ¿En verdad esa visión puede tener credibilidad?

Respuesta:  Nadie seriamente piensa en un camino de rosas.  Y hay colectivos muy diversos, incluidos equipos universitarios o muy cualificados que estudian tanto los procesos como la viabilidad de la independencia o de una relación confederal. Es cierto que la “independencia” se presenta como una solución mágica, que resolverá los problemas actuales, educación, sanidad, empleo, servicios sociales, desarrollo económico, infraestructuras, etc. Hay una parte de manipulación en este discurso pero también es propio de todos los movimientos o procesos de cambio. ¿A caso no se daba algo parecido durante el franquismo respecto a la  “democracia”? ¿A caso la izquierda no ha tenido el mismo discurso sobre el “socialismo” o el “comunismo”, el de “pan y rosas” para todos? Hay también  un discurso primario en algunos sectores independentistas radicales (incluidos sectores convergentes) y en las zonas menos urbanas y más homogéneas culturalmente de confrontación con los “otros”, o de considerar “traidores” a los catalanes que se oponen a  la independencia. Probablemente algunos independentistas me pueden catalogar así. Por ahora es un “nacionalismo” poco tolerante pero de baja intensidad. Pero al que hay sin duda que denunciar y educar.
En cuanto a las reacciones sociales en contra el independentismo por ahora son más escasas y débiles de lo que se podía esperar. Se ha publicitado mucho la declaración amenazadora del señor Lara, pero él mismo después lo ha matizado en parte: no se va ir él ni todo el grupo pero si gran parte de la edición en castellano. Tampoco es sorprendente. Su papá, que entró en Barcelona en 1939 como “ocupante” con el ejército franquista, ya amenazó con irse si el Ayuntamiento no recalificaba el campo del Español para que la familia Lara como acreedora del club pudiese  cobrar la cuantiosa deuda que ellos mismos, como accionistas y directivos, habían propiciado. Ha sido una declaración que no ha tenido muchos seguidores aunque ciertamente hay empresarios y banqueros inquietos. 
Tampoco el movimiento en la calle ha sido por ahora significativo. La manifestación promovida por la extrema derecha inicialmente y luego recuperada por el PP y Ciutadans con un planteamiento mucho más moderado y pacífico solo reunió a unos pocos miles de personas.
Pero el que hoy son provocaciones de personajes individuales, a veces extremistas o excéntricos, mañana pueden ser amenazas muy reales desde el poder político o económico. Ya nos hemos referido a declaraciones amenazadoras de ministros, muy mal contestadas por el impresentable “conseller de Interior” Felip Puig, anunciando que si es necesario los Mossos de Escuadra actuarán a las órdenes del Govern catalán para que se puedan aplicar sus decisiones. El problema que hay con las provocaciones es que generan provocaciones de signo contrario, de la misma forma que el nacionalismo españolista, arrogante y dominador alimenta al nacionalismo independentista catalán. La oposición o reticencia de grupos o sectores económicos por ahora se adivina más que se manifiesta y más bien parece expectante y así continuará probablemente hasta después de las elecciones. Su discurso por ahora, en el que coinciden Lara y similares y líderes económicos más cercanos CiU es conocido y se dirige a ambos gobiernos: dialoguen, negocien, pacten.
Es probable que surjan otras iniciativas que intenten por medio de acciones más o menos masivas pero que pueden derivar en violencia destinadas a crear una imagen de ”fractura social” y de “desorden público”. El PP (con el apoyo explícito o tácito del PSOE) podrán aprovecharlo para justificar medidas represivas en 
relación a la consulta e incluso a las manifestaciones en nombre de evitar la “confrontación civil”. Cómo si no existiera ya la confrontación, la cuestión es si se quiere resolver por medios pacíficos y democráticos, como la consulta y la negociación, o por la represión autoritaria y violenta. La violencia del Estado no siempre es legítima.
Ha surgido recientemente una iniciativa de facto “antiindependentista” pero de signo muy distinto a las anteriores que es la de los federalistas. Ha habido ya algunos manifiestos, uno de ellos promovido por el sector “catalanista” del PSC. Y el otro de un amplio abanico de la izquierda, la gran mayoría no socialista. 
Este segundo manifiesto incluye a bastantes cuadros e incluso algunos dirigentes históricos del PSUC, algunos socialistas o del entorno y algún exdirigente de CCOO, además de numerosos intelectuales y profesionales progresistas sin adscripción partidaria. Se trata de dos manifiestos curiosos pues entre los 
firmantes hay numerosos experimentados “políticos” y en cambio el texto corresponde a lo que podríamos llamar “izquierda angelical”, desencarnada, que no se mancha las manos en asuntos terrenales. Algunos o quizás bastantes de los firmantes me consta que son favorables al derecho de autodeterminación, por lo tanto al referéndum o a la consulta. Pero los manifiestos no citan para nada ni este derecho básico ni el hecho que es ahora objeto de confrontación entre el gobierno catalán con un amplio apoyo social, que va mucho más allá del “nacionalismo”. Es decir hay que deducir que el manifiesto es contrario a la consulta, sea cual sea la posición personal de los firmantes. La otra objeción que se puede oponer a estos manifiestos es que está fuera de la realidad presente. ¿El federalismo tiene una base de apoyo, una fuerza capaz de hacerse escuchar? ¿Hay alguien hoy en el Estado español dispuesto a escuchar? ¿Es oportuno ahora, desde la izquierda, sacarse de la manga una tercera vía sin caminantes y sin camino cuando el movimiento por el derecho a decidir incluye a amplios sectores que asumen la cuestión nacional catalana pero ponen también en primer plano una políticas económicas y sociales alternativas? ¿Es acertado ahora pretender fracturar este movimiento amplio y plural que desborda por todas partes a CiU aunque ahora su líder cabalgue en cabeza? ¿Es defender el federalismo, que puede ser quizás una alternativa de futuro, en un momento en que lo convierte en enemigo del derecho a decidir con lo cual está “quemando” un concepto político válido ante una gran parte de la ciudadanía? ¿Es democrático y de izquierdas negar de facto el derecho a decidir cuando lo reclama en la calle una gran parte del pueblo catalán?

Pregunta:  Las elecciones en todo caso serán decisivas para aquilatar la voluntad política de los ciudadanos catalanes en las urnas y, a su vez, forzarán los posicionamientos de los actores políticos en presencia tanto en Catalunya como en España. ¿Cómo crees que puede evolucionar la estrategia de Mas y del gobierno español?

Respuesta: Tras las elecciones todo se complicará. Un escenario probable es que el presidente de la Generalitat, muy probablemente Artur Mas, irá a Madrid a buscar un acuerdo para hacer una consulta sobre el derecho a decidir. El gobierno español dirá que no es legal y el presidente catalán que es legítimo. Y empezarán a negociar. Es posible que los gobernantes de Madrid, si fueran inteligentes, se saquen algún conejo de la manga, como una propuesta de Ley que de facto reduzca el impacto de la sentencia del TC. O negociar una consulta con una pregunta pactada que no incluya  explícitamente independencia. Las propuestas más abiertas del gobierno español difícilmente aceptables por  el independentismo en sentido estricto, pero pueden serlo para CiU. En todo caso el presidente de la Generalitat tendrá que aceptar la negociación, puesto que no quiere salir del marco legal definido por el gobierno del Estado con lo cual la consulta quedará relegada para tiempos mejores. Un efecto probable de este escenario, que nos tememos es bastante realista, es que se genere una gran frustración colectiva, una desmovilización social importante pues se generarán movimientos fragmentados sin objetivos integradores y unificantes.
La negociación generará impaciencias inmediatas, el sector mas radical del independentismo aumentará su desconfianza en Mas y en CiU y quizás las primeras rupturas vendrán por este lado. Sobre todo si se ve que la consulta se aparca sine die.  No será fácil que el bloque independentista para unos, interdependentista para otros y limitado al derecho a decidir para los que reivindican políticas distintas, se mantenga unido. Pues el principal sustrato de la unión es la incompetencia de un gobierno español enroscado y que quiere tapar sus vergüenzas en un españolismo rancio y una actitud prepotente.
Las izquierdas partidarias de la autodeterminación por su parte es probable que se desmarquen claramente de CiU a lo largo de la campaña electoral y multiplicarán las criticas al gobierno y las propuestas opuestas al conservadurismo social. Si Mas entra en un proceso negociador posterior lento, que pretenda desmovilizar a la ciudadanía y que se plantee en términos poco aceptables para el independentismo y para la autodeterminación, las izquierdas que han defendido la consulta y el derecho a decidir tendrán  la 
oportunidad de criticar a la vez su debilidad ante el gobierno del Estado, exigirán cambios radicales en la Constitución y en las políticas económicas y promoverán varios movimientos propios. El gran movimiento independentista unitario, en este escenario, a los pocos meses después de las elecciones puede ser más débil que ahora pero también más orientado hacia la izquierda. Y de todas formas las fuerzas plurales que lo integran, juntas o separadas, deberán confrontarse con el gobierno español.
En teoría entra dentro de lo posible que exista otro escenario más propicio al independentismo. Mas convoca y consigue hacer la consulta a pesar de la oposición del gobierno español donde se proponga el SI o el NO a  la independencia, o a otra propuesta que se haga desde el govern (interdependencia, convocatoria más adelante de un referéndum vinculante como el de Escocia, etc.). Y se gana con una gran mayoría, del 60% o más, con un No minoritario y bastantes indecisos pero no muchos abstencionistas (que no lleguen al 40%). El Gobierno español se encontraría muy debilitado, no solamente por la derrota en Cataluña, también estará tan desprestigiado en el resto de España que probablemente debería dimitir y de facto aceptar el resultado de la consulta, y dejará tácitamente las puertas abiertas a la negociación de la independencia o de lo que se haya propuesto. Cómo sucedió en el Sáhara al final del franquismo. Pero este escenario, happy end, es más propio de Hollywood, con un Mas interpretado por un Gary Cooper, que de la España de la rabia centralista y uniformista.
Por último, no se puede descartar que ante la convocatoria de una consulta no pactada el gobierno de España responda con la represión. Sería imprevisible lo que puede  pasar pero seguramente sería una derrota, quizás momentánea, de Cataluña. El movimiento independentista saldría inicialmente mucho más débil, la frustración colectiva sería enorme pero la resistencia social y nacional renacería rápidamente, puesto que parece muy improbable que la represión fuera comparable con la de los años 40. Y begin to begin, volvemos a empezar.

Pregunta:  Resulta evidente que la derecha castiza de la “España, Una, Grande y Libre” jamás ha aceptado la existencia de diversas identidades  y nacionalidades dentro del estado español, pero negar que existen millones de españoles que tienen una visión plural, democrática y respetuosa con todas ellas es la otra cara de la misma barbarie. ¿Para qué la independencia en este mundo en crisis y cada vez más interdependiente?

Respuesta: Estoy desde hace meses fuera de Catalunya y no quiero considerar la independencia como única salida posible, pero tampoco la excluyo. Considero ante todo que expresar esta alternativa es un derecho indiscutible del pueblo catalán. Es posible que fuera la mejor solución si no hay un cambio estructural en España: modificación de la Constitución y un nuevo encaje, específico para Catalunya, en España. Pero si bien tengo muchas dudas que este cambio en España sea hoy posible también creo que hay que tener en cuenta los costes y los riesgos de tener como objetivo único la independencia. Hay que plantearse también otras salidas. Si me preguntan si soy independentista tiendo a decir que yo mismo no lo sé, o sí lo soy como una de las salidas posibles, que pueden ser también favorables y no se deben
considerar a priori como una derrota. Estoy convencido que hay que estar en este movimiento unitario, con las reservas, ya expresadas, que tengo sobre su futuro. Si se mantiene la gran fuerza que se ha expresado hasta ahora tenemos que concluir que no hay otro salida lógica que la independencia o lo que este movimiento que aparece como claramente mayoritario exprese. Desde un punto de vista muy subjetivo encuentro la independencia fascinante. Pero existen para mi razones de peso que me llevan a pensar que no es seguro e incluso que es muy probable, que el movimiento independentista no pueda mantener la gran fuerza mayoritaria y unitaria, tranquila y casi festiva, que ha tenido hasta ahora. Hasta ahora no ha encontrado una oposición seria en Catalunya y tampoco una ofensiva decidida y violenta por parte del Estado. Pero pronto cambiará el panorama. Y tanto puede ocurrir que esta reacción dura contra Catalunya derrote al movimiento independentista que lo rompa como que lo extienda y lo radicalice. Creo que todos, en Catalunya y en España, debemos pensar no solo en una solución A, también en soluciones B y C. Los españoles no catalanes deben asumir como una posibilidad la independencia catalana, aunque no les guste, pero a veces es mejor ser amigos separados o parejas en casas distintas que estar juntos y mal. Y los catalanes debemos pensar que si hemos estado juntos varios siglos, casi siempre  bastante  mal es cierto, debemos buscar otras soluciones de convivencia respetuosa además de la independencia. Si el resto de España no desea la independencia entiendan que nosotros tampoco la dependencia.

Pregunta: Entre las fuerzas progresistas y de izquierdas españolas no se puede negar que existe un rechazo hacia el catalanismo independentista que no se debe confundir con el nacionalismo españolista, sino con una identidad basada en valores de ciudadanía, democracia, igualitarios y solidarios. La adhesión de gran parte de la izquierda catalana al independentismo produce una incomprensión cercana a la perplejidad. Mas allá de los sentimientos agraviados y la defensa de la propia identidad como sujeto político soberano ¿que reflexión hace la izquierda catalana, cuáles son las razones de fondo para esa deriva?

Respuesta: Hay un catalanismo emergente más radical, con presencia en el escenario político, en algunos casos con vocación de izquierdas como las CUPs y núcleos similares a Bildu. Pero han otros sectores, hipernacionalistas, que pueden derivar hacia la intolerancia, la xenofobia y el autoritarismo. No será fácil combinar todo el independentismo puro y duro con la cultura de las izquierdas. Ahora tengo la sensación que en ciertas partes de Catalunya donde este catalanismo radical es hegemónico, el ambiente puede resultar algo asfixiante, es decir contrario a los valores democráticos y de las izquierdas. Se puede suponer que una parte del catalanismo independentista estrictamente “nacionalista” se inclinará hacia CiU y otra mantendrá un independentismo radical sin contenidos sociales o muy genéricos, para centrarse en un solo objetivo: un Estado totalmente independiente de España. Pero habrán sectores catalanistas radicales, independentistas, nacionalistas de izquierdas que pueden integrar un bloque de izquierdas u otras formas de alianza política. Y tengan en cuenta que hay un independentismo que no es necesariamente nacionalista, que viene de una cultura de izquierdas, socialista o comunista. Pero atención la inmensa mayoría consideramos, diga lo que diga el Tribunal Constitucional y el periódico El País, que Catalunya es una nación.
Los diversos grupos catalanistas, colectivos, agrupaciones poco formales, etc., que en gran parte han formado parte de la Asamblea nacional catalana y que han aparecido o se han desarrollado recientemente son muy diversos y es muy difícil de prever cuál será su porvenir e incluso si lo tendrá. Quizás acabará diluyéndose en los partidos existentes, o formarán uno o más de uno, o será la estructura que acogerá a sectores radicales del catalanismo o se fracturará. Hay un mundo que se puede denominar “sociedad política” (término mas preciso que sociedad civil) que tiene como base integradora el catalanismo, pero sea 
cual sea el proceso difícilmente se mantendrán unidos. A medida que se tengan que definir políticas más complejas que “independencia sí o no”, las diferencias entre “pactistas” y “radicales”, o entre socialmente conservadores o indiferentes y de izquierdas, etc. saldrán a la superficie. Principalmente entre derechas e izquierdas. Como  a  la  independencia habrá que preguntarle lo mismo que a  la democracia ¿para hacer qué? Una respuesta en forma de pregunta que le dieron a Fernando de los Ríos ahora hace 90 años en una reunión de la Internacional.
Lo que no me parece válido ni útil descalificar de entrada la opción independentista o a favor de la autodeterminación (que es la posición más extendida en la izquierda) considerándolo “una deriva”. Con este lenguaje es difícil entendernos. Se olvida fácilmente que las izquierdas, por lo menos en teoría, socialistas, comunistas, anarquistas, progresistas en general, han defendido siempre la autodeterminación de los pueblos y el internacionalismo, no hay lo uno sin lo otro. El gobierno español y los partidos dominantes (PP y PSOE) no reconocen a Catalunya como posible sujeto político, dígale demos, pueblo o comunidad capaz de expresar aspiraciones colectivas. Durante el franquismo en Catalunya todos los partidos, incluidos socialistas y comunistas, tenían en su programa el derecho de autodeterminación. Lo cual era aceptado de buen grado por los partidos de ámbito español. ¿Quienes han “derivado” y se han alejado de la democracia? La Constitución fue un apaño cuando estábamos entre la dictadura y la democracia. Se hizo un paso adelante en la democracia pero solo fue un primer paso. En los años 80, después del golpe de Estado fallido, hubo una nueva oportunidad para abrir una segunda etapa democratizadora. Pero lo que tuvimos fue la LOAPA (acuerdo inconstitucional de la derecha centralista con el PSOE) y luego con el gobierno socialista, las políticas neoliberales, la negación de la memoria histórica democrática, la interpretación restrictiva  de la Constitución  y contra a las autonomías fuertes (especialmente con Catalunya), la OTAN, el terrorismo de Estado en el País Vasco, etc. ¿Dónde empezó la deriva, compañero? 

Pregunta:  ¿Pero cómo pueden algunos sectores de la izquierda catalana mantener sus valores tradicionales, por otra parte análogos a los de la izquierda española y europea, con la lógica de un movimiento independentista centrado en la secesión estatal, o se trata de una incompatibilidad insalvable?

Respuesta: Las izquierdas pueden ser o no ser independentistas, según lo  que más convenga a los trabajadores, a los sectores populares y a la gran mayoría del país. Ahora deben asumir la posibilidad de la independencia pero desmarcándose de las estrategias de las derechas y de los talibanes. No podemos separar la autodeterminación de los programas sociales y económicos, del laicismo y los derechos civiles, de la interculturalidad y de la tolerancia. 
El PSC ha conseguido aparecer como un partido que no es catalanista ni de izquierdas, es decir con vocación suicida. Los que quieren ejercer de catalanistas o dejan el partido o se constituyen en minoría opositora a la dirección. Solamente faltaba que votasen con el PP, UDP y el PSOE en contra del No  al 
derecho a consultar al pueblo catalán. Su incapacidad de promover políticas de izquierdas frente a la crisis,más bien todo lo  contrario, ha hecho que no represente las esperanzas de los sectores populares  y que vaya perdiendo los que lo votaban por adhesión a los valores de la izquierda o del socialismo. Ello a pesar de las ideas de algunos de sus dirigentes y de los intereses de la mayoría de sus militantes y electores que se sienten de izquierdas. Hoy es un partido fantasma, sin liderazgos, sin proyectos y sin credibilidad.
ERC como dijo un exsecretari general del partido cuando ejercía el cargo “no es de izquierdas ni es republicana... por eso estoy yo”. Se trata de una exageración pero lo cierto es que es un partido errático con tendencia a caer hacia el catalanismo conservador y en ciertos sectores hacia el talibanismo. Pero también tiene sectores claramente de izquierdas. Si el debate político está exclusivamente centrado, como elemento unificador, en “independentismo sí o no” las diferentes sensibilidades pueden convivir. Pero esta única alternativa  no se mantendrá indefinidamente y los procesos en marcha exigirán tomar posición en situaciones más complejas. Ya veremos si a medio plazo se puede mantener un partido que tiene caras tan diversas y una atracción fatal por el oportunismo.
Las izquierdas catalanas hoy están más en la sociedad política que en las instituciones, aunque ICV-EUiA (con presencia institucional significativa y con arraigo social entre sectores intelectuales y profesionales, en el ecologismo y entre la clase trabajadora) y otros grupos como los CUPs (Comités Unitarios Populares, fundamentalmente jóvenes de izquierda catalanista) y otros grupos o personalidades tienen también presencia especialmente en las instituciones locales. En este mundo que he denominado “sociedad política” las izquierdas me parece que constituyen un universo magmático numeroso y relativamente estructurado, pero fragmentado y con menos visibilidad que el nacionalismo. Este universo social, político y cultural está muy parcialmente representado por los partidos institucionales.
En este mundo hay una parte del socialismo catalán, el conjunto complejo que es ICV-EUiA, una parte importante del sindicalismo, de las organizaciones cívicas y sociales o de barrios, algunas ONGs, entidades y movimientos culturales colectivos procedentes del altermundialismo, indignados, ecologistas, etc. Pero no hay un proyecto político, ni estructura organizativa, ni escenario político que les unifique. Existe un vacío y no siempre la naturaleza de las cosas llena ese vacío. Las izquierdas han de tener un proyecto político y organizativo que les  dé posibilidades de  hegemonizar o influir decisivamente a medio plazo el actual movimiento y ofrecer alternativas, como ocurrió en la Asamblea de Catalunya. 

Algunos intentos unificadores, como el proyecto de un Frente Cívico se han visto frenados paradójicamente por la proximidad de las elecciones. En unos caso las organizaciones con una cierta inserción en el sistema institucional han optado por “contarse” y hacer listas por su cuenta y la mayoría de las organizaciones de la “sociedad política” no tienen vocación institucional pero si que hubieran podido aportar elementos con savia nueva a esta izquierda institucionalizada que ha perdido en gran medida la conexión con la calle. El nuevo Parlament catalán no reflejará bien la fuerza de la sociedad política que se ha movilizado estas últimas semanas. El futuro no se decidirá únicamente en el ámbito institucional. Como ocurre siempre en los procesos de cambio. En un momento de aceleración histórica lo que era utópico deviene en realista, lo que lo que parecía imposible se convierte en necesario. “Soyez realistes, demandez l'impossible”, se escribió en 1968. Por eso es necesario un proyecto político con vocación hegemónica en la sociedad y voluntad de conquistar el poder político. Hoy por hoy quien  ha aprendido la lección gramsciana  ha sido la derecha. La izquierda política o institucional sufre en general de vejez prematura.

Jordi Borja, sociólogo y urbanista radicado en Barcelona, fue un destacado luchador de la resistencia antifranquista en Cataluña